domingo, 8 de enero de 2012

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Y si mi siempre comenzó en el día en el que te conocí, no me haré responsable del ayer pero de hoy sí. De las horas que te debo de cosquillas (más de mil), de esa risa que se agarra a tus costillas marfil, de llorar por ser feliz, de viajar hasta en patín, de tocar el arpa con tu espalda y, del desliz de aquel beso que se deslizó para llevarme en tus labios a otro mundo mejor

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